Trabajos y Comunicaciones, 2da. Época, Nº 44, e028, septiembre 2016. ISSN 2346-8971
Universidad Nacional de La Plata. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación.
Departamento de Historia

RESEÑA/REVIEW

Cosse, Isabella (2014). Mafalda: historia social y política. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica.


Lucía Gandolfi Ottavianelli

Universidad Nacional de La Plata
Argentina
luciagandolfi@hotmail.com

Cita sugerida: Gandolfi Otavianelli, L. (2016). [Reseña de: Mafalda: historia social y política. de Cosse, Isabella. Trabajos y Comunicaciones (44), e028. Recuperado de: http://www.trabajosycomunicaciones.fahce.unlp.edu.ar/article/view/TyCe028

En el año 2014 Mafalda cumplía cincuenta años. Testigo de fuertes conmociones políticas, sociales y culturales, su medio siglo de existencia constituye un período particularmente conflictivo de la historia argentina cuyo análisis se renueva desde la aguda mirada de Isabella Cosse.

Mafalda: historia social y política es el resultado de una investigación de largo aliento que comenzó en 2009, producto de un perdurable interés en la tira por parte de la autora que se fue afianzando junto a la certeza de que la historieta constituía, como ella indica, una original puerta de entrada a la comprensión de esas cinco décadas. Considerando dicho acercamiento, el foco se ubica, en términos de Cosse, en el análisis de un espacio político, social y cultural que surge en la intersección de la clase media y la contestación generacional de los años sesenta. Teniendo en cuenta la complejidad de ese punto de partida, la autora define tres apuestas que constituyen un creativo marco conceptual y metodológico. Las mismas implican, en primer lugar, pensar la retroalimentación entre lo simbólico y lo material, retomando los aportes de la historia social y cultural. En segundo lugar, valorizar la intersección entre lo doméstico y lo político, en este caso recogiendo los presupuestos de la historia social y feminista que estudió, particularmente, la formación identitaria de la clase media europea. Y, por último, considerar el humor como una rica vía para el estudio histórico y el acceso a lo social. Los ejes, descriptos en la introducción, se materializan a lo largo de cada uno de los cinco capítulos y de la conclusión que componen el resto del libro. Detrás de una prosa traslúcida podemos ver a la historiadora montevideana formulándose preguntas, tomando decisiones, analizando sus fuentes y construyendo meticulosamente su interpretación. En este sentido, el libro también puede pensarse como potencial modelo de escritura de la historia.

En el primer capítulo, titulado “Marcas de origen: clase media, modernización y autoritarismo” el análisis está guiado por la idea de que Mafalda encarna las contradicciones propias de la clase media de los sesenta que enfrenta una modernización social. Siguiéndole el rastro a lo largo de su paso por la revista Primera Plana en 1964 y por el diario El Mundo desde 1965, la autora pone en evidencia las tensiones generacionales y de género que atraviesan a la tira y su trasmutación en un símbolo antiautoritario por excelencia a partir del golpe de Estado de 1966.

Una audaz propuesta de Isabella Cosse comienza a operar desde la primera sección del libro: Mafalda no sólo es producto de su coyuntura, también opera sobre la realidad en tanto colabora con la afirmación de una identidad heterogénea de clase media que enlaza lo cotidiano con lo político. Para dar cuenta de ello, a lo largo del capítulo describe las publicaciones en las que aparece y su potencial público; pone en juego el rol de Quino; explora las transformaciones de la época encarnadas en Mafalda en torno a la desestabilización del orden de género, las jerarquías generacionales y la novedosa importancia de la niñez; analiza el nuevo tipo de humor que requiere de un lector activo y se detiene en el análisis del dibujo y de los diversos personajes. Ligado a ello se refuerza la idea central del capítulo: la heterogeneidad de la clase media es ineludible, pero Mafalda, convertida en una representación emblemática de la misma, visibiliza y le otorga voz a su componente progresista. Este lugar, se termina de constituir en contrapunto con los personajes que simbolizan dos facetas tradicionales de la clase media: Susanita y Manolito. La identificación de Mafalda con elementos tales como el tercermundismo, la modernización sociocultural o la defensa de la democracia, tan presentes en el relato, refuerzan su sesgo antiautoritario.

Mafalda controversial: entre la radicalización y el terrorismo de Estado (1968-1976)” es el segundo capítulo de la obra, a lo largo del cual la historiadora explora la complejización de la tira desde su mudanza a la revista Siete Días, ocurrida al calor de la radicalización cultural y política y de un autoritarismo en ascenso. La preocupación central de la autora pasa por comprender cómo el clima ideológico permea el humor y los modos en que Mafalda, autonomizada de su creador, suscita nuevos usos por parte de diferentes actores que le adjudican una amplia gama de significados políticos. Cosse analiza las transformaciones de la tira considerando un contexto en el que la primera Mafalda quedaba anacrónica. Los nuevos hijos de la clase media adquieren voz en dos personajes que se agregan a la historieta: Guille, el hermano menor de Mafalda que encarna la rebeldía de la juventud, y Libertad, que representa a los jóvenes intelectuales y politizados. Junto a los nuevos protagonistas, reaparecen las críticas sobre la moderación de la clase media y, en sintonía con ello, la autora pone en juego el rol del historietista inserto en la tensión entre los intelectuales orgánicos y los intelectuales revolucionarios. En medio de la polarización, Quino modera los discursos dicotómicos, disminuyendo las alusiones a la Guerra Fría o a la Revolución Cubana, lo cual desemboca en lecturas sesgadas de Mafalda, que se convierte en blanco de diversas críticas. En términos de la historiadora, el personaje de Quino es interpretado como peligrosa expresión de la rebeldía juvenil y, en el otro extremo, como evidencia de la timidez pequeñoburguesa.

El impacto de la inestabilidad económica en la vida cotidiana también es tenido en cuenta al abordar el análisis de la historieta. Poco subsistía de aquella clase media de la que Mafalda era hija, sacudida por la creciente polarización política, erosionada por la inestabilidad económica y estremecida por la inminente instalación del terrorismo de Estado. El cese de la publicación de Mafalda en 1973 y, finalmente, la apropiación de la historieta por parte de los servicios de inteligencia que, sin permiso de Quino, resignifican un famoso pasaje de la tira en función de sus sórdidos intereses, son reconstruidos teniendo en cuenta dicho contexto.

En los dos primeros capítulos se alude al despliegue que Mafalda logra dentro su país de origen, a la visibilidad que cobra, a los modos en que incide sobre la realidad argentina. En el tercero, “La escala transnacional: circulación, apropiaciones y resignificaciones”, se examina el alcance de la tira en un contexto de acelerada globalización, a partir del análisis de su difusión en tres países: Italia, España y México. La lectura subraya la importancia de las redes informales y los pequeños emprendimientos que vehiculizan subjetividades. Según la reconstrucción de Cosse tres aspectos centrales de Mafalda continúan atrapando al público, generalmente identificado con la clase media progresista, en las nuevas latitudes: la modernización cultural y, desde 1968, la radicalización juvenil; su influjo antiautoritario y su discurso antiimperialista. El primero de estos aspectos se pone en juego fundamentalmente para el caso italiano, el segundo para el caso español en consonancia con la resistencia al franquismo y el tercero cobra especial importancia en el abordaje del caso mexicano.

El retrato de los tres casos le permite a la historiadora comprender, fundamentalmente, la redefinición de los intercambios culturales norte/sur e identificar a los actores asociados al éxito de la historieta en cada contexto. También le permite plantear que el humor de Quino trasciende lo coyuntural, plasmando dilemas de la condición humana y exponiendo problemas con los que se identificaban la mayoría de las sociedades occidentales en los años sesenta y setenta.

La cuarta sección, “Una contestataria durante el terrorismo de Estado y la restauración democrática”, se dedica a analizar la supervivencia de la tira en el contexto dictatorial y a explorar su nueva importancia durante la restauración de la democracia. De regreso a la Argentina, se retoma el estudio de las apropiaciones, circulación y sentidos que adquiere la historieta en el seno de una sociedad que vive bajo un contexto opresivo.

En cuanto a las apropiaciones, la autora toma el caso del uso del conocido afiche “del palito de abollar ideologías” por parte de un grupo de tareas de las Fuerzas Armadas que desvirtúa su significado.

Con respecto a la circulación, la historiadora rescata los modos en que Mafalda pasó de una generación a otra en lecturas resignificadas y plantea su paradójico escape a la censura durante la dictadura. Al hacerlo, redescubre una de las claves que recorre todo el libro y será fundamental en el siguiente capítulo: la tira de Quino es un objeto material en el que habitan los sesenta y los setenta unido, en muchos casos, a momentos personales y colectivos significativos.

Para abordar los sentidos que adquiere la historieta en esta coyuntura, la guía de análisis se posa sobre el rol del humor que, colándose por los intersticios de la cultura dominante, inaugura espacios de crítica, se constituye como válvula de escape y como movilizador de la opinión pública. Con el regreso de la democracia, nuevos discursos sobre los derechos humanos y la movilización política protagonizan una escena en que la voz de la clase media vuelve a ser central. Entre la consciencia de la tragedia y las expectativas depositadas en el futuro, Mafalda se articula al presente en clave de memoria de la mano de las nuevas intervenciones de Quino, las relecturas del pasado reciente y sus novedosos formatos de circulación.

“El mito de Mafalda: comuniones, espacios y rituales”, último capítulo del libro, se pregunta por qué la historieta de Quino perdura. Encontrando la respuesta en su transmutación en mito, la historiadora propone que Mafalda expresa un tiempo originario que condensa las hazañas de las clases medias, cuyas identidades estaban siendo fracturadas. Partiendo de ello, plantea que la “creación de instancias rituales posibilitó que esas significaciones pudieran ser revividas, transmitidas y actualizadas socialmente” (Cosse, 2014: 228). El mito de Mafalda despierta una sensibilidad que parecía derrotada. En las últimas dos décadas esta retórica fue activada en diversos sentidos: tanto para constituir la denuncia al orden neoliberal como para nutrir los discursos de amplios sectores que serían recogidos por el kirchnerismo. El capítulo finaliza examinando la materialización del semblante mítico de Mafalda en los espacios de peregrinación que son parte de la trama urbana. Por último, hace referencia al carácter ambiguo del personaje como uno de sus atributos míticos que desdibuja sus líneas de tinta, abriendo la posibilidad a pensarlo como un ser vivo.

En las conclusiones se retoman los principales hallazgos de la investigación. La autora establece los cincuenta años de Mafalda como marca temporal que reactiva la importancia de la tira, demostrando su perdurabilidad. Aunque este marco cronológico establece un cierre del período explorado, plantea también la continuidad del traspaso generacional constante con el cual la historieta se mantiene vigente, obligándonos a estar alertas ante los próximos usos que le sean conferidos.

Desde un enfoque que prioriza una lectura diacrónica, el seguimiento de Mafalda a lo largo de cada uno de los capítulos retoma los ejes expuestos en la introducción. En esta dirección, la reconstrucción es inmensamente fiel a su marco metodológico y conceptual. Indudablemente, la obra de Cosse ilumina escenarios inexplorados de la historia reciente.

Otorgándole centralidad a fuentes con creciente protagonismo en el quehacer histórico, tales como la prensa, el humor gráfico, las exposiciones y los espacios urbanos e indagando la retroalimentación entre los objetos culturales y la realidad social, Isabella Cosse abona no sólo su propia interpretación, sino también el reciente debate historiográfico sobre la formación de la clase media en Argentina y los matices de su identidad.


Recibido: 13/04/2016.
Aceptado
: 01/08/2016
Publicado: 15/09/2016

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